Como cada mañana, desde hacía ya algún tiempo, la madre salió a la calle para buscar a su hija Delia.
Ese día se cruzó con una anciana, con una cara tan afable, que no pudo evitar peguntarle si había visto a la niña. La anciana, muy amablemente, aceptó a prestarle ayuda, aunque se extrañó por la tranquilidad que parecía tener esa madre ante la desgracia de tener que buscar a una hija.
—¿Y cómo es Delia? —preguntó la anciana.
—Delia podría ser tan inteligente como lo es su padre David y podría aprender a leer tan pronto como lo hizo su tía Mònica. Podría ser tan hermosa como su tía Neus y tan extrovertida como su tía Marta. Puede elegir tener el don de ganarse a las personas, como a mí me han ganado su tío Alberto y su primo Cristian.
—¿Podría? ¿Puede elegir tener? Perdone, pero no la entiendo…
Pero la madre, sin prestar atención a las preguntas de la anciana, continuó hablando entusiasmada.
—También puede elegir tener la bondad de sus abuelos Antonio y Paquita, la gran entrega por sus hijos de su abuela Rosa y la sonrisa de su abuelo Ángel. Esta sonrisa estoy convencida de que la tendrá, con ella aparece en mis sueños cada noche, puesto que su padre también la tiene y le puedo decir que ilumina el mundo con ella.
La anciana, algo angustiada y confusa, le dijo:
—Lo siento mucho, pero no he visto a ninguna niña con esas características. Hay un niño, pero…
—¡No pasa nada! —exclamó la madre. Si Delia no quiere elegir ser como su familia, o prefiere ser un niño, que no se preocupe. Le buscaré algún otro nombre y le esperaré igual con los brazos abiertos, ya que lo único que espero es que sea muy feliz.
La madre, reflejado todavía más tranquilidad si cabía, continuó explicando:
—Delia es una niña que sin haber nacido todavía, existe desde hace ya mucho tiempo. Vendrá al mundo cuando sea el momento oportuno, si es que hay algún momento ideal para que nazca. Pero yo le quiero dar el tiempo para que elija como quiere ser.
—¡Ah! Entiendo… ¿Y de usted no quiere que elija nada?
—A mi ya me ha elegido como madre, y eso lo es todo.
Noelia R.
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